Si uno quiere que las cosas cambien tiene que estar dispuesto a no hacer siempre lo mismo. Las revelaciones originadas en el sitio WikiLeaks generan un incipiente escándalo internacional cuyo centro es la diplomacia norteamericana. Se trata de 250.000 documentos provenientes de 79 embajadas estadounidenses en todo el mundo. Y dicen que es sólo el comienzo.
Este hecho se suma a las noticias de "salvatajes" y ajustes en países centrales que se nos presentaban como el modelo a seguir (Dublineses, acá y acá). Son acciones ancladas en un pasado político, económico y doctrinario al que parecen rehusarse a superar. Así, bajo la lluvia, aceleran en el barro.
No es un detalle menor la forma (visible) por la cual éstos documentos fueron dados a conocer. Wikileaks eligió enviarlos a 5 medios: New York Times (EEUU), El país (España), Le Monde (Francia), Der Spiegel (Alemania) y The Guardian (Reino Unido). Estos cinco grandes se pusieron de acuerdo sobre lo que difundirían y luego dieron aviso al Departamento de Estado. Después de esto pudieron verse. ¿Qué negociaciones existieron? ¿Cuál habrá sido el criterio de la selección? ¿Cuál será el valor de lo no dicho?
No es un detalle menor la forma (visible) por la cual éstos documentos fueron dados a conocer. Wikileaks eligió enviarlos a 5 medios: New York Times (EEUU), El país (España), Le Monde (Francia), Der Spiegel (Alemania) y The Guardian (Reino Unido). Estos cinco grandes se pusieron de acuerdo sobre lo que difundirían y luego dieron aviso al Departamento de Estado. Después de esto pudieron verse. ¿Qué negociaciones existieron? ¿Cuál habrá sido el criterio de la selección? ¿Cuál será el valor de lo no dicho?
La Secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton se movió para minimizar daños, pero en sus palabras no se escucharon medidas concretas tendientes a revertir la práctica de operaciones encubiertas sistemáticas y permanentes. Estas y otras declaraciones fueron reproducidas por el diario inglés The Guardian, que cubrió momento a momento la evolución inmediata de la noticia (The Guardian, 29-11-2010. Aquí).
La línea argumental fue sostener que esta difusión ponía en riesgo la vida de quienes firmaban esos materiales y que esos análisis parciales no constituyen una determinación de la política exterior norteamericana (US Embajada en Buenos Aires, 29-11-2010. Acá). ¿Pero de verdad son tan diferentes? Además, los diplomáticos son sólo diplomáticos pero en las embajadas no sólo trabajan ellos: se conoce que las áreas de inteligencia, denominadas INR/OPS, actúan desde ellas y bajo la órbita de la Secretaría de Estado (U.s Department of State. Diplomacy in action. Acá)