martes, 8 de junio de 2010

¿Hacia dónde va la ciencia política?

Ayer, en clase, les mencionamos la corrosiva sentencia de Giovanni Sartori sobre una determinada manera de entender forma y fondo de nuestra profesión. Tiene sentido aclarar, para dimensionar el baldazo que reproducimos, que este florentino (n. 1924) es categóricamente liberal y se ha dedicado, desde tiempos inmemoriales, a la teoría de la democracia y -especialmente- de los partidos y sistemas de partidos.

"¿Hacia dónde va la ciencia política? Según el argumento que he presentado aquí, la ciencia política estadounidense (la “ciencia normal”, pues a los académicos inteligentes siempre los ha salvado su inteligencia) no va a ningún lado. Es un gigante que sigue creciendo y tiene los pies de barro. Acudir, para creer, a las reuniones anuales de la Asociación Estadounidense de Ciencia Política (APSA) es una experiencia de un aburrimiento sin paliativos. O leer, para creer, el ilegible y/o masivamente irrelevante American Political Science Review. La alternativa, o cuando menos, la alternativa con la que estoy de acuerdo, es resistir a la cuantificación de la disciplina. En pocas palabras, pensar antes de contar; y, también, usar la lógica al pensar."

La conferencia completa, acá.

12 comentarios:

Juan dijo...

A mi modo de ver, y con lo (poco) que llevo de carrera, los estadounidenses se preocuparon mucho por la palabra Ciencia y se olvidaron de lo que es Política.

Federico dijo...

(Humildísima opinión porque no estoy tan avanzado en la carrera.)

Estoy de acuerdo con lo que se plantea, pero creo que siempre todo se cambia desde adentro. No desde afuera. Entonces, pienso, Sartori critica a la ciencia política dominante, pero desde adentro, como profesional.
Me pregunto entonces si en la facultad tenemos las materias metodológicas suficientes como para insertarnos en lo que es la profesión hoy en día, y así poder cambiarla en un futuro desde nuestro desempeño dentro de ella.

No tengo una posición tomada. Pero creo que no estoy tan de acuerdo cuando se toma por una "avanzada" de la ciencia política norteamericana el hecho de que tengamos materias metodológicas o que tengamos más.

Abrazo

12 Docentes dijo...

La inserción profesional no te la dan las "herramientas metodológicas" exclusivamente. Con esas herramientas nada más, el campo de inserción se acota mucho, en chances y en temas. En mi opinión, la inserción profesional se da por la confluencia de tres cosas, y en ese orden:
1-tu "capital social": la potencia y calidad de de la red de relaciones en las que te muevas (no hablo de facebook, precisamente).
2-tu solvencia y perseverancia (acompañada por tres cosas que es bueno tener: atrevimiento, lucidéz, imaginación).
3-virtud y fortuna.

la situación del país siempre ayuda o complica las cosas.

abrazo

Anónimo dijo...

A que le llamamos "inserción profesional"? Si eso significa ser un "técnico" a sueldo de los De Narvaez, Macri, A. Fernandez, Carrió, etc la verdad que la carrera no resulta muy tentadora, por lo menos en mí caso en particular. Si en cambio construimos una ciencia política desde un lugar militante,lejos de la supuesta objetividad científica que tanto postulan los Mayer (hoy integrante del Grupo Aurora) los Tonelli (ex funcionario de De la Rúa) o los Abal Medina (actual Vicejefe de Gabinete y asesor de Nestor K) creo que la ciencia política tiene otro sabor. Pero para eso tenemos que construirla día a día en favor de la clase trabajadora y los sectores populares, cosa que seguramente nos llevará a enfrentarnos a los tan mentados especialistas de nuestra carrera, esos que reducen las cuestiones sociales a "inputs" y entienden lo político sencillamente como una "caja negra".

Federico dijo...

En lo personal, me cuesta asociar profesionalismo con militancia. Habría que ver cómo conviven.

Y no entiendo porqué das por asumido que estamos para favorecer a determinada clase o sector social (e incluso a una específica).

Abrazo

12 Docentes dijo...

Bueno, el compañero anónimo construye una polaridad: politólogo sistémico vs. politólogo militante. Y elige claramente. Y a Federico le cuesta ver reunidos en uno el profesionalismo y la militancia. Son dos cosas diferentes.
Yo me permito disentir un poco con los dos. Laburar para alguien que piensa lo contrario que uno debe ser una carga insoportable. Y ser un militante de formación inconsistente va en contra del propósito popular que tenga ese militante. Entonces creo que es posible tener un progreso profesional, hacer algo que te guste, socialmente "útil" y, sin "venderse", ponerle convicción a las cosas que producís. Por eso creo que sí es compatible tener unas pocas ideas bien claras y defenderlas toda la vida. Y tambien me parece que en los tiempos que corren un gesto de resistencia es disponer con libertad de tu tiempo sin necesidad de venderlo a otro, hacer que el máximo de horas de tu día estén "fuera de mercado". En lo personal, pienso que la libertad (con la que decís lo que pensás, guste o no) no tiene precio. Y para ello hace falta un ingreso y volverse "inapretable". Eso es difícil pero se puede. Y así, si perdés el sueño no va a ser por el garca en que te podrías haber convertido sino por vivir la injusticia en el otro como si fuera la tuya.
Abrazo

Federico dijo...

Quizás habría que definir la palabra "militante".
Por lo que dijo el anónimo no asocié militancia a tener convicciones claras que se defiendan desde el lugar profesional. La asocié más bien a "tomar partido" en favor de un sector, en su caso, la clase trabajadora y los sectores populares.
Creo que la libertad es necesaria para el progreso profesional y sobre todo para un intelectual. Un intelectual no puede trabajar sin libertad. Y esa libertad no es sólo ser dueño del propio tiempo, sino también tener una distancia prudente de los diferentes sectores que te pueden limitar, incluso de ellos con los que simpatizás por convicción. De verdad no sé si ese tipo de libertad se puede tener cuando militás.

Abrazo

Juan dijo...

Federico, para mí lo que "anónimo" entiende por militancia, es tener convicciones claras, y dentro de esas convicciones ella cree que la mejor forma de llevarlas a cabo es tomando cartas en el asunto, ya sea dentro de lo profesional como por fuera.

Es lo que yo creo, a partir de charlas que tengo con algunos amigos militantes.

Juan dijo...

jaja no se por qué asumí que era una mujer

Anónimo dijo...

Juan: asumiste el género contrario, me llamo igual que vos y cursé hace tiempo en esta Comisión por lo que visito cada tanto el blog, sólo que no estoy registrado. Varias cosas sobre el intercambio que surgió: en principio; el hecho de polarizar con el politólogo sistémico como mencionaba 12Docentes lo digo esencialmente porque en nuestra carrera la matriz de formación es fundamentalmente neoinstitucionalista, postura ésta que por su parte habla desde una supuesta objetividad que en verdad no tiene. No existe tal objetividad en las ciencias sociales, desde el momento que elegimos investigar un tema determinado, desde el momento en que seleccionamos un marco teórico preciso y desde el momento en que también tenemos concepciones políticas propias: está interviniendo nuestra subjetividad política (contraria a la objetividad). Por eso mismo también mencioné algunos ejemplos con nombre y apellido, justamente para graficar que quienes profesan tal objetividad en realidad tomaron partido hace rato y en los procesos políticos nacionales (y en nuestra carrera desde ya) juegan un papel para nada distante. Desde luego que todos tenemos que laburar para vivir porque nadie vive fuera del sistema capitalista, aunque está claro también que no es lo mismo ser un asalariado cualquiera que un ideólogo o ejecutor directo de aquellos a quienes uno dice combatir. Y siguiendo esta línea de razonamiento en función de una postura política propia que ya adelanté, disiento con esta idea de12Docentes respecto a que es necesario “un ingreso para volverse "inapretable". Qué quiero decir? Que no veo ambas cosas escindidas. Por ejemplo un trabajador que lleva adelante una militancia sindical pidiendo aumento de salario, mejores condiciones laborales, etc claramente está haciendo política y claramente está expuesto al apriete. Precisamente porque está poniendo en cuestión al poder patronal. Asimismo, coincido plenamente con la idea de que para militar hay que formarse continuamente (incluso más que la media), tensión que desde el vamos deviene de la propia militancia. El tema es con qué nos formamos (cuestión no menor en nuestra carrera) qué conocimientos reproducimos y a quien favorece eso. Y yo al menos, no concibo la actividad intelectual en términos de literato de café, ni concibo la formación política que generalmente se adjetiva bajo el término “profesional”. Precisamente porque considero que esa noción tiene un halo individualista; tributaria de ideas tales como “estudiá para hacer alguien en la vida”, “si tenés estudio vas a estar primero en la cola de los que buscan laburo”, etc que tanto nos inculcan desde que somos chicos.
Abrazos!

Enrique dijo...

Federico, intuyo que estás confundiendo libertad con abstracción: ¿cómo se hace para ponerse por encima de la época y los conflictos sociales y políticos en que te toca vivir?; ¿es posible construir asepsia en el método de las ciencias sociales?; ¿no es el "método científico" mismo la expresión hegemónica de un posicionamiento ideológico determinado?; ¿qué valor podría tener, leído en términos políticos, el análisis de un fenómeno social determinado, realizado por alguien que no tiene interés en el fenómeno mismo, ni en sus actores, ni en sus consecuencias?; ¿acaso vos mismo no estás limitado (entiéndase condicionado) por el lugar y la época en la que naciste, el lenguaje que aprendiste, las prácticas culturales que te enseñaron, las creencias que aceptaste, etc.?; ¿podrías no estar comprometido con (algunas) de ellas?; ¿podrías "liberarte" de ellas?
En definitiva, ¿qué estás entendiendo por libertad?

Saludos.

Federico dijo...

Hola Enrique;

* Por un lado, pienso que cuando Sartori critica la expresión hegemónica de la ciencia política, siendo a su vez parte de ella, demuestra no estar limitado o condicionado por ese posicionamiento, sino que más bien es el estar integrado a él lo que le permite tener más peso e influencia real para corregirlo.

En una clase de T1 recuerdo que Ignacio dijo algo así como: "Si te plantás frente a Cavallo y le contás cuánto mejor te parece una economía socialista, te va a mirar y te va a decir: 'Sí... y? Lo que hay que hacer es demostrarle que su propia lógica es equivocada, que no lleva a los efectos que busca" (mil disculpas si lo que digo es inexacto, lo cito de memoria).

Dudo de la significancia que pueda llegar a tener para la disciplina una crítica desde afuera del círculo, desde un lugar de superioridad autoasumida, digamos. ¿La disputa de las diferentes corrientes por la hegemonía, no es algo que se tiene que ir dando desde adentro, por las nuevas generaciones que se integran? ¿La hegemonía no hay que pelearla, demostrarla y ganarla desde adentro?

* Por otro lado, el compañero había expresado la necesidad de construir una ciencia política "en favor de las clases trabajadoras y los sectores populares". Quizás equivocado, en un primer momento lo intepreté como si uno se hiciera politólogo para ser una especie de "empleado ilustrado" de alguna clase en particular (sea cual sea, porque de verdad no me identifico del todo en ninguna). Como si hubiera una identidad entre la clase y "su" politólogo. Me cuesta ver la labor de los intelectuales tan necesariamente pegada a un interés específico, más allá de las convicciones que pueda tener. No digo que no se pueda estar comprometido con una forma de ver el mundo, que no se pueda tener convicciones, no digo que uno se pueda liberar de esos condicionamientos, pero sí veo posible tener cierta distancia, quizás no más que la misma que tiene Sartori para ejercer la crìtica sobre el método y posicionamiento al que él mismo pertenece.

* Por último... aclarar que tengo más dudas que certezas en este tema... más bien estoy jugando a tomar argumentos que escuché en boca de otros, para provocar respuestas contrarias que yo mismo necesito más que nadie. Es una costumbre, llevar la contra para ampliar mi repertorio :P

Un abrazo.