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jueves, 26 de mayo de 2011

Una mirada muy distinta sobre Mayo de 1810.

El pueblo es el sujeto de la Historia. Desconfío de los relatos que lo excluyen, ya sea porque le niegan su papel o porque lo desresponsabilizan frente a evidencias terroríficas. También es claro que la Historia es una construcción que se hace desde el presente. Por eso, la Historia es un quehacer político que no puede quedar encerrado entre eruditos sino que debe enseñarse públicamente. Puede mostrarnos un camino futuro y una interpretación del pasado que rompa las formas ocultadoras y convencionales. 

En el caso de la Argentina, generaciones y generaciones fueron instruidas en el relato historiográfico de origen mitrista. La consecuencia, digamoslo sin ambages, fue recibir acríticamente una interpretación liberal (en la práctica: conservadora y violenta), oligárquica, eurocéntrica en general y pro británica en particular,  muy propia de un modelo de desarrollo colonial agro exportador dependiente. 

La perspectiva mitrista construyó el relato oficial de la revolución de mayo de 1810 orientado a legitimar sus intereses. Contra esa historia escribe Norberto Galasso en Verdades y mitos del Bicentenario. Una interpretación latinoamericana. Recupera las lecturas vigentes, las examina y concluye proponiendo su propia visión. La obra resulta muy valiosa.
Destaco algunos puntos centrales que Galasso incluye en su libro y que nos permiten pensar de otra manera los hechos del 25 de mayo de 1810.

1) En España, que en 1808 estaba ocupada por Francia, había un movimiento popular y democrático que estaba tan en contra de la ocupación como del absolutismo monárquico. En ese aspecto, respetan a Fernando VII –cautivo- por ser moderado y haber roto con su familia, más oligárquica y despótica. Componen lo que se conoció como Juntas Populares.