martes, 28 de diciembre de 2010

Ultimo bondi a Finisterre

En 2011 Sociales se muda casi completa a su nueva sede en el barrio porteño de Constitución. El dato fetén es que la gilada vive al otro lado de la Avenida Rivadavia, al norte. Un caso donde aplica la Ley de Tero: canta en un lado y en otro pone los huevos. 

Veamos un mapa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con la distribución espacial del número absoluto de universitarios de ciencias sociales y humanidades* Cuanto más intenso el rojo, mayor concentración estudiantil (Freud: el color y su relación con el inconciente).


Lo del edificio único es algo que venimos pidiendo desde que desbordó la sede de Marcelo Té. Por un lado, todos contentos. Por otro, cierta fatiga anticipada.

Una conclusión preliminiar es que en la zona norte de la Ciudad, algunos se disponen a traicionar a su propia clase y otros se mantienen firmes en su Weltanschauung. Eso sí, certeza hay una y nos la dio Bourdieu al ver los planos: "Todo bien, herederos. Pero ¿no les queda a-trasmano?"

 

*Tomado del Blog de Andy Tow (www.towsa.com/wordpress).

martes, 14 de diciembre de 2010

Una moral "sin más".

OPINION

Por Horacio González *
 

Los acontecimientos que llevaron a la muerte de Mariano Ferreyra, los de Formosa y los de Villa Soldati –serie por demás preocupante y grave– ponen a la política argentina, nuevamente, en el máximo de la exigencia moral e intelectual. Distintas situaciones y un único sentimiento de profunda incomodidad: no es posible que quede inhabilitado un cimiento esencial de las políticas públicas, la no represión del conaflicto social. Algunos de estos hechos parecerían confusos, porque se trata de manifestaciones, reclamos o reivindicaciones que de por sí entrañan actos de fuerza. Y en ellos hay grupos sociales o políticos que pueden actuar con contundencia, expresarse con ciertos despuntes de violencia, arrojar proyectiles diversos, etc. De ahí que ciertos espíritus amigos del realismo político, aun repudiando los acontecimientos, entran enseguida en diversas disquisiciones: estaba la “izquierda”, “tenían armas tumberas”, “se encontraban también armados”. Incluso dicen que hay provocaciones o intereses difusos detrás de manifestaciones bienintencionadas. Puede ser, aunque no lo creemos. Pero quiero tratar aquí un tema de naturaleza ética: la absoluta exigencia de tomar partido por las víctimas sociales, los débiles de la historia, sin más. No cabe aquí pensar desde la razón de Estado. Una ética social activa, una ética refundadora de derecho y sociabilidad, lo es siempre “sin más”.