
El 14 de noviembre la Policía Federal Argentina reprimió con gases, balas de goma, carros hidrantes, la montada, un helicóptero y bastonazos a una multitud de jóvenes que en la proximidad del estadio del club Vélez Sarsfield se había congregado para asistir a un recital del grupo Viejas Locas. Hubo cuarenta y cuatro detenidos, treinta heridos y, veintitrés días después, un muerto.
Rubén Carballo, un adolescente de 17 años que estaba allí, murió el 8 de diciembre víctima de una fractura de cráneo. Cuando lo encontraron, sus ropas estaban teñidas con la coloración del agua de los hidrantes, presentaba impactos de balas de goma y fuertes contusiones.