martes, 3 de febrero de 2009

Se ahogó en un vaso de humo

Hace unos días se difundió una foto del nadador estadounidense Michael Phelps fumando marihuana con una sofisticada pipa de agua durante una fiesta universitaria. La publicación de la foto ya es un tema en sí mismo: en nuestra legislación existe un derecho a la intimidad (el famoso habeas data del art. 1071 bis del CC) y el caso merece un análisis desde muchas perspectivas de interpretación.

Pero la pregunta es otra: ¿Cuál es el problema con que alguien, cuya disciplina mental y corporal lo llevaron a ganar 14 medallas de oro en los Juegos Olímpicos, 6 en Atenas 2004 y ocho en Pekín 2008, en un ambiente amistoso se fume unas pitadas de esa pipa?

El deportista podría haber reaccionado señalando la nimiedad en el origen del escandalo. Sin abandonar un discurso responsable (es decir, no apologético pero mucho menos cobarde) tenía una oportunidad para señalar cuestionamientos a una sociedad en la que torturar en cárceles clandestinas era hasta hace poco legítimo y necesario pero no lo es tanto consumir en una oportunidad y con dominabilidad de conducta una droga blanda, es decir, no adictiva.

Phelps siguió otro camino. Se disculpó y calificó de "lamentable" su comportamiento. Emitió un comunicado, publicado por el diario USA Today, y dijo que fue un "error de juicio". Una lástima, retrocedió en chancletas cuando la pileta todavía le quedaba lejos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin duda es un tema difícil de tratar, pero ¿Cuál es el límite de la tenencia para consumo personal?. Voy a misionar todas las vacaciones de invierno y verano 15 días a Hurlingham, en un barrio muy pobre con sectores que ya se convirtieron en villas de emergencia, realmente es muy triste pasar por las calles y ver a chicos de 15, 16 años fumándose un porro, tomando todo el día, en la calle sin ningún tipo de ambición o de proyecto para con su vida. Es muy triste que un nene de 10 años me diga que se está juntando con los primos y que está fumando porro, o que un nene de 12 hable de que “estuvo mal y por eso consumía pero ya la dejé”. Sin duda, existen seguramente (personalmente, no escuché hablar pero seguro lo hay) otros tipos de drogas más pesadas y que producen más daño, pero ¿No convenimos que todas hacen daño, algunas más y otras menos? Realmente no sé cual puede llegar a ser el límite del consumo personal, para jóvenes y no tanto, de clase media que fuman el fin de semana para hacerse los “bananas” cuando salen, o decir que siguen tal o cual cultura simplemente por que “está de moda”, o para chicos que lo tienen al alcance de su mano todos los días, que ven a sus padres que fuman, a sus tíos a sus primos, etc. ¿Cuál es el límite de fumar en la casa de uno si en ella hay menores, hay nenes y nenas que miran y ven eso como ejemplo? Es muy triste también tener que escuchar a una nena de 9 años que se queja por que sus hermanos mayores toman y fuman en la casa, y que cuando trata de que se calme, que no esté angustiada, y le trata de explicar a alguien de 9 años que no esté en el momento que hagan eso, ella pregunte “¿Y qué no lo tengo que hacer cuando sea grande?”
¿Cuál es el límite entonces?
Celeste.

Anónimo dijo...

Cuando hablo de que existen otros tipos de drogas, me refiero dentro de ese barrio en Hurlingham, quizás no quedó claro.
Celeste

Anónimo dijo...

En mi opinión, sin duda alguna que lo que hizo el nadador fue tener un comportamiento "políticamente correcto". Consumir cualquier tipo de droga está mal, va en contra de los códigos "puritanos" del deporte y encima tiene mala prensa en general a no ser por algún periodista progre que se pone a indagar un poco mas cuestión, en forma seria en algunos casos, en forma un poco caricaturesca en otros ya que para estos últimos ser progre está copado bajo la mirada de determinados sectores de la sociedad a las que un poco de transgresión les sienta bien. Eso, mirando la cuestión superficialmente como me da la impresión que ocurre en muchos medios, exceptuando algunos casos por supuesto. Y me refiero a medios porque desde allí es donde se generó toda esta cuestión. Ahora, yo por mi parte lo rescato mucho más desde el lugar que lo plantea la compañera Celeste, es decir, las instituciones, el periodismo, etc, se plantean realmente la problemática de la droga (porro, paco) vinculado a las problemáticas sociales de nuestra país, utilizando a estas sustancias como medio de escape a una dura realidad? Por su parte muchos de los “puritanos del deporte” llámense dirigentes, periodistas, representantes, empresas (e hinchadas que acompañan) que viven y hacen dinero a partir de las pavorosas presiones y exigencias de resultados de la cual son objeto de coerción los deportistas, escondiendo una doble moral no solo en este aspecto sino también al punto de que mientras por un lado se llenan la boca hablando en contra del consumo, por otro, colaboran o hacen la vista gorda con barras bravas que subsisten, entre otras cosas, gracias a la venta de estas sustancias. Pregunto, a estos personajes; les preocupa realmente la vida del deportista, la problemática de la droga en el ámbito del deporte del que, o casualidad, tan común resulta… Me parece que muchas veces la cuestión pasa mas por alimentar un show mediático que de preocuparse por la dura realidad en que viven aquellos a los que la compañera hace referencia, o por otro lado, sobre como concebimos el éxito como sociedad y que tan hondo cala en el caso de muchos deportistas, sujetos a la presión de “salvar a la familia”, de obtener resultados para ser “alguien” o tantas otras ideas que tanto escuchamos a menudo.