miércoles, 10 de septiembre de 2008

"¿Te acordás, hermano, de las cacerolas chilenas del ´73?"


El 11 de septiembre es un nuevo aniversario del golpe de Estado que derrocó al presidente constitucional de Chile, Salvador Allende. Hay cosas que algunos no podían perdonar. Su último discurso, mientras La Moneda era asediada por los horribles, es impresionante.
El 6 de septiembre, pero de 1930, el derrocado estuvo de éste lado de los Andes, Hipólito Yrigoyen.
Cuando desde el "paco mediático" nos interpelan en nombre del "milagro chileno": ¿qué nos querrán decir? ¿No juzgar a los responsables, cambiar justicia por electrodomésticos, vivar a la patria exportadora? ¿Qué será lo milagroso?
Ese golpista que era un asesino, resultó que era también esto, esto y esto también.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Salvador... nunca lo conocí, sin embargo lo extraño.

Anónimo dijo...

Tanto pensamiento único, fin de la historia, fin de las ideologías.. creo que en todo caso lo que se extraña no son los hombres, sino las utopías...

12 Docentes dijo...

Qué tema la utopía. Ya lo vamos a analizar en clase, por de pronto digamos que se extrañan proyectos verdaderamente contrahegemónicos y no creaciones literarias, ensoñaciones y relatos de mundos irreales.

Anónimo dijo...

Digamos que en términos mas estrictos y específicos es correcto y coincido en decir que lo que se extrañan son proyectos verdaderamente contrahegemónicos. No obstante, en mi opinión sobre el extrañamiento de la utopía no quise darle al término utopía ese sentido negativo de "mundo irreal", sino, muy por el contrario, traté de hacer hincapié en el sentido positivo que encarna el término en tanto crítico de la actual realidad y constitutivo de un nuevo orden superador.

Anónimo dijo...

La ideología en teoría la compartían muchos, sin embargo a Allende lo dejaron solo. El ser humano es, en general, muy voluble, son pocos los que se llevan la dignidad y las convicciones hasta la tumba, y él fue uno de ellos.

Anónimo dijo...

Es verdad que son pocos los hombres que llevan la dignidad y las convicciones hasta la tumba, no obstante, creo que es esto insuficiente como explicación, me parece que ésta es más profunda y compleja. No creo que a partir de esa "natural" condición de voluble en el humano o, al contrario, de la valiente defensa de determinadas convicciones se pueda explicar el devenir de la historia o el triunfo de unas ideologías sobre otras (sean "buenas" o "malas" éstas). Si creyéramos esto estaríamos de algún modo aceptando el individualismo metodológico a partir del cual la suma de valentías produciría un cambio social o el sostén de un orden social. Por el contrario, creo que en una sociedad hay clases sociales (no suma de individuos), hay intereses antagónicos (de esas clases sociales), hay ideologías que son el soporte intelectual de esos intereses y de esta contraposición (de intereses) surge el cambio social imponiéndose uno sobre otros, y por la fuerza.

12 Docentes dijo...

Tranquilo/a 22:17, me imagino tu intención y hasta la comparto. Pero ahí esta el problema: a) si querés realidad, no podés buscar en la Utopía puesto que por definición es "lugar al que nunca se llega"; b)la utopía, como juego de lenguaje no constituye ningun orden. Subrayá la palabra constitución o constituyente. Es crítica, eso sí. Pero no deviene constituyente. ¿Es una falta? Bueno, tal vez no, si no le pedimos al género utópico que sea otra cosa que lo que es.

12 Docentes dijo...

Esta es para 19:41: he aquí una exposición clásica estructuralista. En principio, me parece una explicación mejor que la de la Historia entendida como un juego de "biografías". Sin embargo, es peligrosa cuando se la utiliza en estado "puro" para el análisis de situaciones concretas. Un ejemplo, si sólo vemos antagonismos impersonales, situaciones objetivas, podemos exculpar responsabilidades que -más allá de las circunstancias- tienen nombre y apellido. ¿Había condiciones en Alemania para que surja un mesianismo como el nazi? Sí. Pero en esas circunstancias, quien encarnó esa situación fue Adolf Hitler. Él. ¿Podía ÉL ser quien fue si no existía el modernismo reaccionario, si no existían los jünkers, si no existía un militarismo convencido de la "puñalada por la espalda" de los socialdemócratas en la Primera Guerra? seguramente, No.
Por eso, hay que ver con intención completa: hay procesos sociales y sobre ellos existe también importancia singular de determinadas personas muy relevantes-responsables. (Muy recomendable sobre ésto el libro A TREINTA DIAS DEL PODER, de Henry Ashby-Turner).
No se puede diluir a la persona en la estructura ni a la inversa.
Había condiciones, pero Leónidas hizo algo con ellas. Quien derrocó a Allende fue Pinochet (tal vez hubiese habido otro, pero fue EL). Después de todo, las clases no existen naturalmente sino que se instituyen políticamente.

Anónimo dijo...

Estimado docente de las 20:18
Es un tema superinteresante esto de la utopía. Tal vez esté haciendo mal en adelantarme a algo que trataremos en clase, no obstante, sí creo que es importante tener en cuenta que las diferentes concepciones sobre la utopía pueden tener un alcance mayor al que generalmente percibimos. En principio porque el término Utopía surgido en la obra de Tomás Moro no posee una definición unívoca. Muchos de los que la han estudiado, en base a la etimología de la palabra, han propuesto la hipótesis del doble sentido que arrastra y esconde el título del libro de este autor, esto es; la ambivalencia entre `lugar inexistente´ (ou topos) y `lugar óptimo de felicidad´ (eu topos). Es decir, reconocen que hay 2 posibles raíces en el término utopía. A partir de aquí han existido aquellos que basándose en este entendimiento del término como `lugar inexistente´, sin embargo, han entendido ese “no lugar” como un no lugar actual, pero que encontrará su espacio de realización en el futuro. También están quienes solo se centran en el aspecto crítico de la utopía, dejando de lado la discusión sobre la posible realización o no del proyecto utópico destacando que la utopía solo tiene razón de ser en la medida que es crítica de la realidad y por ello propone un orden superador. Y dentro de esta concepción ubican no solo a los clásicos utópicos como Platon o Moro sino también a autores como Marx o Bakunin. Y yo en mi comentario inicial de algún modo hacía relación a esto, a este predominio del pensamiento único de esta época, de fin de la historia, de fin de las ideologías y a la falta de propuestas verdaderamente inspiradoras. Por otra parte, se puede distinguir otra acepción más de la utopía, esto es, la de aquellos que han entendido ese no lugar, que no se encuentra en ninguna parte del mundo en particular, porque se encuentra en todos lados, es decir, reside en cada uno de nosotros en el deseo utópico universal que caracteriza al hombre en su profunda humanidad. En este sentido es muy ilustrativo lo que dice Galeano: “Ella (la utopía) está en el horizonte. Me acerco 2 pasos ella se aleja 2 pasos. Camino 10 pasos y el horizonte se corre 10 pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que me sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.”
Es por esto que en relación a lo dicho en a) considero que concebir al término utopía como sinónimo de imperio de la ilusión, por tanto lugar al que nunca se llega, es solo una manera de entender la utopía, pero no la única. En relación a b) sobre si es constitutiva: creo que en eso tiene razón, no lo es , aunque sí interpela al statu quo. Asimismo teniendo en cuenta las diversas interpretaciones del término que antes comenté tal vez amerita discutir esta “constitución” en la medida que algunos realmente han creído que la utopía puede tener lugar en un orden futuro o que tratan de crearlo en la medida que lo persiguen.

Anónimo dijo...

En relación a Docentes de las 20:44
Comparto absolutamente lo que usted expone, en mi preocupación por demostrar un marco teórico que considero más apropiado a la hora de explicar hechos históricos, omití tener en cuenta esto que usted explica tal vez porque tampoco se me ocurrió hacer referencia a algún caso en particular. En relación a esta cuestión de la estructura creo que además viene bien agregar lo siguiente: tal cosa no debe tratar de plantear un cuadro y llenarlo de contenido haciendo de esto un encuadre que peligre ser estático y mecanicista tal como lo hizo cierto marxismo de principios del siglo XX. Por el contrario, considero mucho más rico aquel marxismo proveniente de historiadores tales como Hobsbawm, Anderson, Hilton, Hill, etc, fundadores de esto que hoy se denomina Historia Social. Es decir, aquel marxismo que considera a la estructura como condicionante de la superestructura pero que otorga cierta autonomía temporal al aspecto cultural, político, etc (o sea a la superestructura). Solo que, si lo observamos desde una perspectiva de largo plazo, esa superestructura se termina siempre acomodando a la estructura. Con lo cual esta corriente teórica, según creo, es la que me permite no diluir al individuo en la estructura a la hora de explicar un proceso histórico determinado tal como bien se expuso. Por otro lado esta cuestión me parece interesante vincularla con el texto de Arendt, porque justamente no encontré en ese texto esta estructura de la que venimos hablando. No por ello queda invalidado el aporte de Arendt, todo lo contrario lo hace más original e interesante, pero sí me parece que por esta razón Arendt incurre en algunas nociones que en mi opinión son un poco difusas. Por ejemplo: la idea de hombre medio. A mí no me quedó muy en claro quien es el hombre medio en esta sociedad moderna y en tal caso ¿es el hombre medio el que participa de las principales decisiones de una sociedad? Los cambios sociales o el sostén de ciertos valores morales son producto del pensar (o el bien-pensar) del hombre medio? Si tratamos de ser más específicos ¿el hombre medio será aquel hombre que forma parte de la clase media? En cuanto a esta última pregunta me dió la impresión que no, pero sigue sin quedarme claro a quien podemos incluir dentro de esta categoría de hombre medio. Por otra parte me dio la impresión que parte de esta problemática la vimos en clase cuando discutimos sobre si el hombre que no tiene satisfecha sus necesidades básicas puede realmente ejercer la facultad del pensamiento que todos poseemos. Creo que el no contemplar categorías tales como las clases sociales y utilizar esta definición que, según mi parecer, es imprecisa, se genera entonces un problema justamente por esta falta de estructura. Y por eso creo que el texto tampoco habla sobre como el hombre medio puede ejercer la resistencia contra un totalitarismo. Por tanto creo que por ello deriva en una propuesta que a mi juicio es débil en la que concluye que el pensar (en un sentido progre, tal como comentamos) podría prevenir catástrofes.

12 Docentes dijo...

Muy fundados los comentarios. Gracias. Vamos a volver a ellos en las clases que nos quedan. Aprópiense de lo que se enseña, porque es una de las mejores formas de aprender. Saludos.