miércoles, 24 de junio de 2009

Aún más bajo que su habitual "populismo penal"


Pese a las disposiciones de la Ley de Seguridad Interior, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, autorizó a incorporar a las filas de la Policía Metropolitana a los militares en actividad. Además, decidió impedir el control de la Legislatura a la nueva fuerza: lo hizo mediante el veto de la norma votada que creaba un Comité de Seguimiento de la actuación policial. Por añadidura, Macri decidió que no se exigirá como requisito a sus cuadros el título secundario, aun cuando así lo exige la ley 2.894, que creó la fuerza de seguridad. Eso sí, el nuevo superintendente que estrenó cargo el 1o de mayo, el comisario mayor retirado de la Federal Carlos Arturo Kevorkian, goza de una amplia discrecionalidad para asignarse recursos, designar instructores y elegir lugares de entrenamiento (nota completa de Gustavo Veiga, acá).

La invención del Estado Moderno y otra mirada sobre la protección pública

El Estado existe, entre otras cosas, para conjurar la incertidumbre y peligros de la inseguridad civil y social. Negar equidad social es lo mismo que declararse contrario al pacto que instituye una sociedad moderna (1)

Seguridad es seguridad civil pero también seguridad social. Es la seguridad de ser bien curados, la seguridad de un ingreso, la seguridad de ser educados. Es la seguridad de poder garantizar a futuras generaciones condiciones de vida mejores que las que nosotros tuvimos.

Para esto es esencial contar con la seguridad del derecho y no solamentederecho a la seguridad”. El derecho a la seguridad nunca puede realizarse sin que exista la seguridad del derecho: seguridad de que la ley es pareja para todos, sin privilegios ni impunidad. Destaquemos el hecho de que estas certidumbres sólo pueden serlo inmersas en el orden de una ciudad (o régimen) libre (o autónoma), esto es: con libertad política como expresión del poder de todos, de un bien compartido.

No puede reducirse la seguridad concibiéndola “siempre y solamente en relación con los lugares públicos y de visibilidad pública o con relación a un pequeño número de delitos que entran en la así llamada criminalidad tradicional (sobre todo agresiones con violencia física a la persona y al patrimonio), que están en el sentido común y son dominantes en la alarma social y en el miedo a la criminalidad"(2). Se fue abandonando, lamentablemente, una concepción de la seguridad que tenga en cuenta la provisión de garantías de derechos y de reaseguros sociales a la población, a toda persona que viva en un territorio, cualquiera sea, y por supuesto también de la posibilidad de transitar sin riesgos de ser víctimas de diferentes expresiones de la violencia en los espacios urbanos.(3)

Desde una perspectiva afín, Luigi Ferrajoli nos dice que la exclusión a la que conduce la pobreza como proceso es también un estado en el que las personas son privadas de la ley. Esto es importante porque para este filósofo el derecho debe ser la ley del más débil, una protección para aquellos que no tienen poder.(4)

Para la tradición republicana democrática, son las instituciones las que protegen a los ciudadanos frente a las asimetrías que necesariamente existen en cualquier sociedad. La protección de las leyes es la compensación en términos de capacidades y poder de los menos aventajados frente al que detentan por sí mismos y por su acumulación particular, los ricos y más poderosos.

Por eso, para el republicanismo, sólo somos auténticamente libres cuando toda posibilidad de opresión social o dominación autoritaria es clausurada. Vivimos seguros porque nadie puede someternos arrebatando nuestra libertad común. Por eso, y vean si esto no es un argumento muy interesante, libertad-poder-seguridad son sinónimos y no cuestiones que deben resignarse u oponerse mutuamente.

Esta es una idea republicana no comprendida en tradiciones políticas muy emparentadas con la figura de un líder (a quien siempre se le atribuyen condiciones extraordinarias) y también por el liberalismo, especialmente por el de cuño conservador. “Mientras los liberales equiparan la libertad con la ausencia de interferencia, los republicanos la equiparan con estar protegidos contra la exposición a la interferencia voluntaria de otro: estar seguros contra tal interferencia. Libertad, en este sentido equivale a no estar bajo el poder que tiene otro de hacernos daño, a no estar dominados por otro. La libertad como no dominación –la libertad como seguridad contra la interferencia arbitraria- es un ideal completamente diferente de la libertad como estricta no interferencia.”(5)

Una ciudad republicana y sus ciudadanos, entonces, viven seguros porque tienen un poder público detrás en el que respaldarse, y ese poder es preservado en el ejercicio de la política y sus instituciones libres sobre las cuales –retomando el principio- esa ciudadanía tiene acción y control.


Notas:

(1) CASTEL, Robert: La inseguridad social. ¿qué es estar protegido? Manantial. Buenos Aires. 2004.

(2) BARATTA, Alessandro, "Política criminal: entre política de seguridad y política social", en Delito y Seguridad de los habitantes. Elías Carranza (coord.). Siglo XXI. México. 1997.

(3) DAROQUI, Alcira. “Las seguridades perdidas”, en Argumentos 1. Buenos Aires. 2003.

(4)FERRAJOLI, Luigi: Derechos y Garantías. La ley del más débil. Trotta. Madrid. 1999.

(5) PETTIT, Philip: “Liberalismo y Republicanismo” en Nuevas ideas republicanas. Autogobierno y Libertad. Ovejero, Martí y Gargarella (comps.) Paidós. Barcelona. 2004. Pág. 119.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué podemos esperar, es MACRI!!! Es increible que la gente tenga tan poca memoria.